La meditación no es una ciencia, no es un arte. Es un don; no más que eso.
Todo lo que necesitas es un poco de paciencia. Los viejos hábitos habrán de perdurar; las ideas seguirán precipitándose, los pensamientos vendrán y se irán. Y tu mente siempre está como si fuera la hora de mas congestión, con el tránsito a mas no poder.
Tu cuerpo no está acostumbrado a sentarse en silencio: te moverás y te darás vuelta.
No hay de qué preocuparse. Simplemente, observa que el cuerpo se está moviendo y se está dando vuelta, que la mente está convulsionada, llena de ideas (consistentes, inconsistentes, fútiles), fantasías, sueños.
Quédate en el centro, observando.
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