La meditación Zen, una práctica budista centrada en la auto regulación de la atención y la postura, ha sido estudiada por sus efectos benéficos a largo plazo, que van desde la reducción de estrés hasta la mejora en funciones cognitivas.
El estudio realizado por el Departamento de Psiquiatría y de Ciencias de la conducta de la Universidad de Emory, examinó como la práctica regular de meditación puede afectar el declive del envejecimiento cerebral y de la atención que padecen personas sanas.
Se utilizaron imágenes de resonancias magnéticas de los cerebros de 13 individuos que practicaban meditación Zen regularmente (por más de 3 años), en comparación con otros 13 individuos control.
Los resultados indican que el grupo control mostró una correlación negativa esperada en la materia gris y desenvolvimiento cognitivo que es normal por la edad, mientras que el grupo que meditaba no mostró una correlación significativa.
El efecto de la meditación en el volumen de materia gris de los participantes que meditaban fue mucho más notorio en el área cerebral del putamen (estructura cerebral ubicada en la parte central del cerebro), la cual esta estrechamente vinculada con el proceso de atención.
Dichos resultados sugieren que la práctica regular de meditación puede tener un efecto neuroprotectivo y reducir el declive cognitivo asociado con el envejecimiento.
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