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Durante el embarazo, la futura madre necesita energía, ablandar la pelvis, calmar la angustia y corregir algún que otro problema concreto. El yoga, práctica india ancestral de enormes virtudes, ayuda a satisfacer estas necesidades ya que consta de posturas y de estiramientos específicos pero también de ejercicios de respiración.
“Lo ideal es empezar antes pero comenzar durante los primeros meses del embarazo también es posible”. En cambio, desaconseja practicar yoga sola, sin enseñanza previa. La clave está en conocer mejor el propio cuerpo para que la mujer viva el embarazo de la mejor manera posible.

Ganar tono muscular

Contrariamente a lo que se cree, no hay que abandonar todas las actividades con el fin de no fatigarse durante el embarazo, excepto en caso de complicaciones, claro. “No olvidemos que para atravesar este momento de gran convulsión, la mujer embarazada debe tener más energía de lo normal”, explica Brouillet. Practicar yoga regularmente permite tonificar el cuerpo y aumentar la llamada energía vital. Esto se consigue en parte gracias a la respiración, pero también gracias a las numerosas posturas que hacen circular la energía.

Tratar los pequeños males del embarazo

Es inevitable, el embarazo trae aparejada alegría pero también algunos disgustos, empezando por el dolor de espalda… Con el peso del bebé, la madre tiene tendencia a curvarse y por lo tanto a sufrir dolor lumbar. “En yoga, las posturas están dirigidas a desatar la columna e introducir espacio allí donde todo está un poco apretado”, explica la yogi. El yoga fortalece la musculatura de la espalda, lo que permite que la futura mamá reequilibre su postura arqueándose menos.
Tampoco es raro que la mujer embarazada sufra problemas de circulación a causa del sobrepeso. El yoga tonifica los músculos y activa el tejido linfático, otorgando una sensación de mayor ligereza que es muy bien recibida.

Facilitar el parto

Al término de los nueve meses se perfile el nacimiento, un momento que será más fácil cuanto más abierta esté la pelvis y más flexibles las caderas. “Las clases para embarazadas persiguen estos dos objetivos”, precisa Brouillet.
Finalmente, los ejercicios de respiración permiten facilitar el esfuerzo ya que le garantizan al músculo abdominal, esencial para el parto, la tonicidad suficiente para empujar sin ejercer una presión perjudicial.

El yoga es bueno para el bebé

El yoga aporta serenidad, ésa cualidad que a veces nos falta. Durante el embarazo, el yoga permite dejarse llevar y concentrarse en los cambios y el ritmo que experimenta el cuerpo. Cada postura permite conectar con la sensación de fuerza interior que procura el embarazo y “sentir” al bebé. Cuando se está embarazada, el yoga se practica junto con el futuro bebé. “Suelo proponer intentar sentir cuáles son las posturas que le gustan más al pequeño”, agrega la experta. No hay estadísticas que revelen que el bebé de una yogi es más tranquilo, pero lo que sí es seguro es que si la madre lo está, el parto será menos angustiante.

El yoga trimestre por trimestre

Primer trimestre: estamos aprendiendo a convivir con el nuevo cuerpo y con la fatiga que lo acompaña. Principalmente, hay que relajarse y bajar el ritmo. El yoga permite acompañar estos cambios.
Segundo trimestre: es el trimestre en el que la mujer más en forma está. Las posiciones trabajan la flexibilidad y la conexión con el bebé, que comienza a moverse. Los ejercicios de respiración, las dos manos sobre el vientre, facilitan el contacto.
Tercer trimestre: las posturas masajean al bebé y dan tono muscular a la madre, que ya ha ganado mucho peso y que se prepara poco a poco para el parto.

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