Desde el punto de vista del Feng Shui, el diseño y la decoración del dormitorio deben seguir una serie de reglas que nos ayudarán a lograr una atmósfera adecuada, donde relajarnos y disfrutar de un sueño reparador sea posible. Mientras dormimos somos más vulnerable a las energías que nos rodean, por eso debemos prestar especial atención a una estancia tan íntimamente ligada a nuestra personalidad.
Existen ciertos aspectos del feng shui para los que se necesita tener profundos conocimientos del mismo, como la orientación geográfica de la casa, pero nosotros vamos a centranos en algunos más accesibles para nosotros, como la distribución de los elementos y otro tipo de factores estéticos.
Puertas del dormitorio
Es conveniente que nuestro dormitorio tenga una puerta de entrada y esté separado del resto de estancias mediante paredes divisorias, evitando el paso de energías procedentes del resto de la casa. De lo contrario, estaríamos expuestos a líneas de energía que fluyen de otros sectores, teniendo como consecuencia la alteración de nuestro sueño. También es importante que solo haya una puerta, ya que si hay más la energía entra por una y se pierde por la otra.
En el caso de espacios diáfanos donde se prescinde de paredes, es aconsejable la colocación de algún elemento divisorio, como estanterías o biombos, que proporcionen una mayor intimidad a la zona, evitando el paso libre de energías externas.
La puerta del dormitorio no debe estar frente a una escalera porque la energía se acelera cuando sube y entra en la habitacón con fuerza negativa. Si esa es la situación que tenemos, se puede colocar, entre la puerta y la escalera, una luz de techo fuerte que disminuya ese impacto energético.
Tampoco debe apuntar directamente a la cama, ya que recibiremos el efecto directo de la energía entrante, produciéndonos alteraciones del sueño.
Situación del dormitorio
El dormitorio debe estar en la zona más tranquila y resguardada de la casa, normalmente es la parte trasera o interna conocida como “el lado montaña”. El Feng Shui sigue el principio del Yin Yang; las montañas son Yin, tranquilas, y las aguas son Yang, activas. Es por ello, que las casas necesitan agua en la parte delantera, actividad, y montaña en la trasera, tranquilidad y protección.
Dormir es una actividad Yin, por lo que para su correcta realización necesita características afines que ofrezcan relajación y descanso.
Forma del dormitorio
Las formas más apropiadas son las cuadradas y rectangulares, ya que al ser regulares la energia circula serenamente. Sin embargo, en las estancias de distribución irregular se ve entorpecido su movimiento.
Posición de la cama
Tiene que ocupar un lugar que nos haga sentir seguros y protegidos, favoreciendo el descanso de nuestro sistema nervioso. El cuerpo es inteligente y pude percibir malas sensaciones sino está correctamente ubicada.
No se debe colocar debajo de una ventana o frente a la puerta de la habitación porque nos llegaría un fuerte impacto de energía nada beneficioso. Si no tenemos más remedio que colocarlas así, podemos optar por cerrar la puerta mientras dormimos o utilizar cortinas para cubrir las ventanas.
La cabecera de la cama debe apoyarse en la pared y sobre un cabecero que aporte seguridad, preferiblemente de madera o de cualquier material neutro no metálico. Esto es debido a que los cabeceros de metal no son favorables a todas las personas.
Otro punto a tener en cuenta, es la orientación que debe tener según nuestra fecha de nacimiento o nuestro trigrama personal, pero estos son ya temas que merecen un mayor conocimiento de expertos en la materia.
Techo del dormitorio
Lo más favorable para nuestra salud es que sea plano, sin saliente ni vigas atravesadas, evitando que se trastorne la energía que fluye y al mismo tiempo que esta nos provoque mal estar. Si nos gustan ese tipo de elementos decorativos o no podemos cambiarlos, colocando alguna estructura que proteja a la cama, como por ejemplo un dosel, combatiremos el efecto negativo.
Es preferible evitar también los techos a dos aguas o inclinados que interrumpen la circulación de corrientes internas de energías. Una opción para contrarrestar dicho efecto es colocar un falso techo que acabe con las desigualdades.
Colores e iluminación
Son dos factores fundamentales para lograr un ambiente favorecedor a este arte milenario, lleno de armonía y serenidad.
Los colores más apropiados son tonos suaves como los beiges, blancos, ocres, tostados, y las degradaciones más suaves del rojo y púrpura. Es conveniente descartar los colores intensos y los oscuros como el negro.
La iluminación debe estar muy cuidada, donde las luces ténues son las protagonistas, transmitiendo relajación y calidez. Las lámparas de mesa son ideales ya que iluminan de forma suave puntos clave. Es muy importante evitar la luz directa sobre la cama.
Complementos
Los espejos tienen el poder de reflejar y rebotar la energía, por lo que debemos prescindir de ellos. Donde si pueden colocarse es el interior de las puertas de los armarios, utilizándolo cuando sea necesario y el resto del tiempo teniéndolo oculto.
Aparatos como televisiones, equipos de música y ordenadores no deben colocarse, a la vista, en el dormitorio según la teoría Feng Shui. Se cree que pueden inteferir en nuestros sueños. Lo mismo ocurre con papeles o apuntes de trabajo que no nos permitan desconectar en nuestra zona de descanso, por eso el orden es fundamental en esta práctica.
Los complementos textiles de cama, como mantas, sábanas o almohadas es conveniente que estén realizados con tejidos naturales, fomentando sensaciones agradables al contacto con nuestro cuerpo.
Los cuadros que hacen referencia al agua es mejor no incluirlos en esta decoración, ya que se dice que esta agudiza los problemas con el asma, la alergia y otros problemas respiratorios.
Con todos estos consejos conseguiremos, en cierta medida, proteger nuestro dormitorio, fomentando las buenas sensaciones y la paz necesaria para un correcto descanso.
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